Como ya sabes, las bicicletas eléctricas que circulan por nuestras ciudades y núcleos rurales no emiten gases nocivos a la atmósfera, pero durante su fabricación e incluso durante la vida útil, se emplea energía, y esta energía ha podido obtenerse a costa de emitir CO2 a la atmósfera. Cualquier proceso humano genera emisiones y la bici eléctrica -como cualquier producto manufacturado- suelta cochinadas al aire hasta cuando se tira a la basura. ¿Pero cuánto exactamente? ¿Es tan sostenible como la pintan?
¿Qué es la Huella de Carbono?
No te contamos nada nuevo si te decimos que el calentamiento global está provocado por los gases de efecto invernadero que genera la actividad humana, especialmente el temible dióxido de carbono (CO2). La Huella de Carbono analiza las emisiones causantes del cambio climático que genera una organización, un servicio o un producto. Es por lo tanto, un estupendo indicador de sostenibilidad de cualquier cosa fabricada por el hombre y es una herramienta muy útil para aplicar políticas ambientales más razonables. Para hacer los cálculos de emisiones de un producto como las bicis eléctricas, los ingenieros toman en consideración el Ciclo de Vida completo, es decir: desde la extracción de materiales pasando por la fabricación, la venta, el uso, el mantenimiento y el fin de vida de la bicicleta eléctrica.
En otras palabras: la Huella de Carbono calcula cuánto dióxido de carbono ha sido expulsado al aire desde la mina de aluminio de Noruega donde se extrajo el material para el cuadro hasta el vertedero de tu pueblo, pasando por aquel Camino de Santiago con tu cuñado y contando las veces que has pinchado.
Un estudio único en España
Sabedores de que en nuestro país no hay bibliografía ni referencias sobre la Huella de Carbono de la bicicleta eléctrica, el estudiante de fin de Master Daniel Diez Sanz y el profesor Sergio Álvarez Gallego de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid, están desarrollando un estudio que cuantifica la Huella de Carbono por componentes y que será publicado en breve en revistas especializadas. Ni que decir tiene que BIOBIKE colabora en este interesante proyecto proporcionando material, datos empíricos derivados de componentes concretos, la experiencia del producto y los hábitos de los usuarios. Para ilustrar este artículo y aportar más datos interesantes, también hemos echado mano de nuestra consultora medioambiental de cabecera: BLACKTOGREEN y de las dotes pedagógicas de su fundador: el ingeniero Alejandro López-Cortijo.
Y bien, ¿Cuánto CO2 emite una bicicleta eléctrica?
El estudio de la UPM revela que la bicicleta eléctrica emite unos 300 kg de CO2 durante todo su ciclo de vida, recorriendo una media de veinte mil kilómetros. Si se segregan los datos por las diferentes etapas del ciclo de vida, la extracción de los materiales y el ensamblado de la bicicleta eléctrica representan el principal impacto ambiental: un 60% sobre el total correspondiente al ciclo de vida completo. El 40% restante se divide en apenas un 7% por el consumo de electricidad y un 29% al mantenimiento y repuesto de los elementos de la bicicleta durante su vida útil. Finalmente, se atribuye un 4% a la eliminación de los componentes al final de su uso.
En cuanto a este 7% de consumo de electricidad, Alejandro López-Cortijo nos da unos datos muy interesantes:
El gasto energético para desplazar una persona en un automóvil es de 1,5 veces mayor que el que necesita un automóvil eléctrico equivalente y 10 veces mayor que el que necesita una bicicleta eléctrica. A esto hay que añadir que la huella de carbono de nuestra red eléctrica se encuentra poco expuesta a combustibles fósiles como el carbón. De hecho, la Huella de Carbono de nuestra red eléctrica es, más bien, verde – el carbón solo aporta el 15% de nuestra electricidad.
Estos 300 kg de dióxido de carbono lanzados a la atmósfera pueden parecer una burrada, pero esta cantidad es 16 veces inferior a la Huella de Carbono de un automóvil. Y si lo comparamos con una bicicleta convencional, ésta arroja 180 kg de CO2, así que el sistema de propulsión de las bicicletas eléctricas no es tan determinante para la Huella de Carbono como pudiera parecer.
Calculado el gasto energético y la Huella de Carbono, también es conveniente hablar del gasto económico que implica conducir una bicicleta eléctrica. En este aspecto, estos cacharros son imbatibles: la bici eléctrica gasta menos de 8 céntimos de euro cada 100 kilómetros, o lo que es lo mismo: circular en bicicleta eléctrica es 125 veces más barato que ir en coche.
Y nos despedimos volviendo al comienzo de este artículo y recordándote que el dióxido de carbono que emites cuando vas en bici eléctrica solo sale de tus pulmones.
Se mire por donde se mire, la bicicleta eléctrica es un vehículo sostenible que contribuye decisivamente a mejorar la calidad de nuestro entorno.
Gracias por seguirnos en este Blog y un cordial saludo.
El Equipo BIOBIKE
Actualización 04/10/2017.
Ya puedes descargarte el informe completo en el siguiente enlace
